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Luisa Espinosa Ballesteros / Edición Edición Punto Didot Tres Cantos y la Universidad Popular, un siglo después de extenderse por España estas instituciones ![]() ![]() ![]() ![]() Esta historia de la Universidad Popular de Tres Cantos es también una de las historias de la nueva ciudad creada hace cuatro décadas al norte de Madrid, al amparo de una de esas universidades extendidas tras su supresión durante el franquismo y de las que ahora hay unas 300.En 2006, al siglo de surgir estas instituciones, Luisa Espinosa Ballesteros peleaba por la mejora sanitaria local y recoge algo que ha cobrado gran interés con la pandemia de COVID: nuestros problemas con la Sanidad Pública. ![]() El libro es un viaje por el tiempo que arranca a finales de la década de los años ochenta, cuando Tres Cantos era una parte de Colmenar Viejo, por lo que se convierte en testimonio de estas instituciones, resurgidas al amparo de los ayuntamientos democráticos aunque ahora algunos puedan verlas como reflejo de la crisis de la democracia. Ello realza el valor de relatos vivos de la gestación de una ciudad a través de su universidad popular. Explica en este esta obra cómo se gestó la Universidad Popular Carmen de Michelena, de la que la autora ha sido secretaria durante doce años. Carmen de Michelena tenía muy clara la necesidad de crear una universidad popular que “hiciera pueblo” en Tres Cantos, y a sus más de noventa años encontró en Luisa Espinosa y en su marido, Rodrigo García – Quismondo, el vehículo para lograrlo. Ella fue la musa y ellos dos los artífices que la llevaron a cabo. Después se sumarían muchos que permitieron su desarrollo. Esta andadura, desde su nacimiento hasta 2018 es contada en primera persona. El libro se publica cuando en las universidades populares, resurgidas al amparo de los ayuntamientos democráticos y que suman en España más de 210, algunos ahora puedan ver un reflejo de la crisis de la democraciaCon un estilo directo, ameno y muy ágil, relata en este ensayo autobiográfico varios aspectos que permiten comprender por qué Tres Cantos es como se la conoce en la actualidad. En la introducción da pistas. Pone en boca del Profesor Don José Luis Mora la siguiente frase “lo que no está escrito, no existe” y estaba decidida a que su mundo personal y la ciudad donde reside desde hace casi cuatro décadas “existiera” y nosotros pudiéramos conocerla. Aún en 2006, Luisa peleaba por la mejora sanitaria de Tres Cantos. Sus rivales eran, por entonces, la Consejería de Salud y la falta de presupuestos. La batalla personal de la autora queda reflejada en uno de los capítulos más entretenidos de su libro. Es un sorprendente relato de una lucha vecinal contra lo políticamente correcto. Es el empeño por lograr lo necesario y alcanzar lo realmente importante. El tema que toca no es precisamente trivial, es la salud de todos los tricantinos, es la lucha por la mejora sanitaria de toda la ciudad, sin embargo, el sentido del humor está presente en todo el relato. Será a partir de los acontecimientos de 2007 cuando el libro de Luisa se centra en lo que será su vida hasta 2018. Deja el teatro para dedicarse a “su tercera hija” como la llama en ocasiones. Ese año puso en marcha, junto a la para ella inolvidable Carmen de Michelena y su marido Rodrigo García-Quismondo, la Universidad Popular. Es el relato del nacimiento de una institución cultural del tipo que José Luis Mora califica “de las que hacen pueblo”. Se convirtió en cita obligada de las tardes cuando personalidades como Federico Mayor Zaragoza, presidente de UNESCO, Mariano Barbacid, uno de los mejores investigadores del mundo sobre el cáncer, visitaron Tres Cantos para dar una charla en la Universidad. Y no fueron los únicos, Alfonso Guerra, Ángel Gabilondo, ministro de Educación y rector de la Universidad Autónoma, Martín Pallín, magistrado del tribunal Supremo y una larguísima lista de primeras espadas en muchos campos estuvieron, gracias a la Universidad Popular, en la ciudad de Tres Cantos. El relato, como no puede ser de otra manera, es una subida y bajada de emociones que la autora contagia al lector. Desde la felicidad que provoca el éxito, hasta la tristeza y añoranza por la pérdida de Carmen de Michelena, “la musa inspiradora” de la Universidad de quien Luisa regala toda una biografía. Es la narración de la vida de una mujer, cultísima, que solo se comprende como puente entre el siglo XX y en el que nosotros vivimos. El relato nos sitúa en las circunstancias que llevaron a la creación de la Universidad. En el desasosiego por la falta “de todo” en los primeros años de andadura, en la impotencia ante las posibilidades y los medios reales que las instituciones públicas aportaban, llegando al cenit a partir de 2015. El libro transmite la alegría por lo conseguido, por la amistad creada alrededor de la Universidad y a la tristeza por los malentendidos que surgen en cualquier proyecto humano. Sin embargo, la vivencia, el aprendizaje y el crecimiento personal, lo justifican todo y así nos lo hace saber la autora. El relato narrado en este libro es toda una escuela de vida. Las universidades populares tienen más de un siglo de historia. La primera apareció en 1903, y desde su nacimiento han sido instituciones enteramente dedicadas a transmitir conocimientos sin ánimo de lucro a todas las capas sociales. Tienen su origen en Francia,donde el 9 de octubre de 1899 abría sus puertas la primera universidad popular, en un barrio popular de la capital. En el caso de España habría que esperar un poquito más: el primer centro de este tipo se inauguró el 8 de marzo de 1903 en Valencia. Su fundador fue el conocido escritor Vicente Blaso Ibáñez. En general, la burguesía reformista, a menudo vinculada a sectores republicanos, va a ser la principal impulsora de las universidades populares. A la de Valencia siguieron, hasta los años treinta, iniciativas parejas en Madrid, Sevilla, A Coruña, Ourense, Segovia y de nuevo, Valencia. La difusión inicial de este tipo de universidades fue bastante lenta y reducida, y varias de ellas no permanecieron demasiado tiempo en funcionamiento. Sólo la segoviana continuaría su actividad hasta la II República. Pese a la escasez de medios inicial, sin duda se trataba de proyectos de una enorme importancia a nivel educativo: lideradas por intelectuales de prestigio, como el citado Blasco Ibáñez, Antonio Machado o Wenceslao Fernández Flórez, solían ser iniciativas colectivas no excluyentes, destinadas a un público ideológicamente plural, que rompían con el elitismo de la enseñanza hasta entonces preponderante. Había una buena dosis de utopía en sus impulsores, que las consideraban herramientas para lograr la regeneración social y la solidaridad humana entre personas de adscripciones sociales muy diferentes. De este modo se lograría alcanzar la ansiada paz social. Para lograrlo, en estas primeras décadas de historia las universidades populares realizaron actividades de índole muy variada: conferencias sobre higiene popular o divulgación científica, cursos para obreros, monográficos de carácter aplicado en temas como la producción agrícola y la legislación laboral, sesiones musicales, visitas guiadas a museos y monumentos o excursiones… Se trataba de programas que hoy en día pueden llegar a asombrarnos por su pluralidad y aparente modernidad. Tras el advenimiento de la II República, en 1931, la Universidad Popular de Cartagena incrementa la lista y se convierte en un referente, llegando a impartir conferencias en las que participaron nombres tan destacados como María de Maeztu, Margarita Nelken, Miguel Hernández o Elena Fortún, además de celebrar certámenes literarios, concursos fotográficos, exposiciones y hasta publicaciones y documentales. Como proyecto que contó con el apoyo de una gran parte de la intelectualidad del momento, la iniciativa de Cartagena contaba incluso con dos bibliotecas circulantes, una general y otra infantil, que llevaban la lectura a puntos recónditos de toda la región. La Guerra Civil impidió que se pusiese en marcha un importante proyecto, el de las Federaciones Universitarias de Estudiantes, que reclamaba la creación de universidades populares en diversas poblaciones de España, fuesen o no capitales de provincia. Se trataba del germen de una eclosión sin precedentes de este tipo de centros, con matrícula y enseñanza gratuitas. Con el franquismo, las universidades populares, que durante la República y la Guerra se habían ideologizado en ciertos casos, pasaron a ser suprimidas o transformadas radicalmente. Durante los casi cuarenta años de dictadura no existió ninguna institución con tal nombre o que recuperase sus principios. Hubo que esperar a la restauración democrática para que se recuperasen, ahora en el seno de ayuntamientos que las veían como un medio de permitir el acceso de los bienes culturales y favorecer una mayor articulación de la sociedad, según el artículo Las Universidades Populares en España (1903-2010), de Pedro Luis Moreno Martínezy Ana Sebastián Vicente (Universidad de Murcia, CEE Participación Educativa, número extraordinario, 2010, pp. 165-179, texto realizado con las ayudas del Ministerio de Educación y Ciencia al proyecto de investigación SEJ2007-66165EDUC y la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia). La Universidad Popular de Tres Cantos lleva sus actividades al formato online bajo la pandemiaLa pandemia y las recomendaciones sanitarias de evitar reunirse han afectado a la programación de la Universidad Popular tricantina. Tanto seminarios como talleres y conferencias vuelven a ser virtuales en esta temporada 2020-21, como ya lleva ocurriendo desde marzo de 2020 debido a la pandemia.
De hecho, este trimestre están programadas unas 22 conferencias que serán publicadas en el sitio web de la entidad. En este sentido, su director, Vicente Ausín, destaca que las actividades siguen adelante porque el objetivo de la UPTC sigue siendo que fomenten el conocimiento, la reflexión y la cultura.
El pasado 30 de octubre empezó un ciclo sobre la transición política española. A lo largo de seis sesiones, los conferenciantes hablarán sobre el contexto histórico, la elaboración de la Constitución o el legado de la transición en años posteriores.Entre los ponentes está los periodistas Manuel Campo Vidal y Luis Pintor, o el abogado José Sanromá. Este seminario se realizará mediante videoconferencia ante la imposibilidad de realizar reuniones presenciales.La programación se puede ver aquí, y pretende ser “lo más interactivo posible”. Cinco días antes de cada sesión, los asistentes recibirán documentación con el fin de que sirva de base al diálogo. Tras la exposición del invitado, se abrirá un debate y una posterior puesta en común de puntos de vista.
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